Soñar con un futuro para el agro

Dos hechos acaecidos esta semana, uno nacional y otro internacional, permiten avizorar oportunidades para Ecuador. Por un lado, el Consejo Consultivo del Banano fijó, finalmente y en consenso, el precio de la caja de banano para el productor y un precio referencial de exportación. Por otro, el secretario general de la Organización de Naciones Unidas, António Guterres, advirtió ante la Asamblea General que es muy probable que el mundo enfrente el próximo año una escasez de alimentos debido no a problemas de distribución, sino de producción. La principal causa, explicó, sería el aumento en los precios de los fertilizantes, producto de la convulsión geopolítica.

El agro de Ecuador tiene bastante ventaja para prosperar en los tiempos probablemente aciagos que se avecinan —suelo, agua, gente—; lo que falta es voluntad, capacitación y tecnología. Lo sucedido con el banano demuestra que, cuando hay empresarios conscientes, autoridades competentes e interés legítimo en lograr un acuerdo que beneficie a todos, los consensos sí son posibles.

Ahora que productores y exportadores han logrado ponerse de acuerdo tras casi dos décadas —lo que tienta a soñar con una nueva era de sensatez en el agro ecuatoriano—, el Gobierno deberá cumplir su parte. Se requiere un Estado confiable que haga respetar lo acordado y que, con una gestión diplomática inteligente y sensata, garantice que el país disponga de fertilizantes y agroquímicos a precios razonables, y agilice la importación de tecnología. De hacerlo, al agro ecuatoriano le espera pronto, con certeza, una era dorada.