No podemos tapar el sol con un dedo, no podemos seguir fingiendo que las cosas son igual que hace más de 20 años, no podemos hacer creer a la gente que el pasado está más vivo que nunca, pues actualmente todas las cosas han cambiado. No es lo mismo ni siquiera en la forma de comunicarnos, podemos sentir cercana a la gente, aunque esté al otro lado del mundo y depende de nosotros si decidimos adaptarnos o engañarnos.
Los jóvenes tenemos una gran ventaja respecto de la utilización de la tecnología, pues prácticamente nacimos junto a ella. La tecnología ha contribuido notablemente al desarrollo de la sociedad y se ha convertido en algo totalmente indispensable para que podemos convivir, relacionarnos, expresarnos y agrupar a un grupo de personas que piensen de la misma forma y compartan los mismos ideales.
Quienes no han innovado han fracasado, esto no es una apreciación personal, pues empresas que un día fueron grandes ya ahora casi nadie las recuerda, sola basta mirar unos pocos años atrás y darnos cuenta que era un poco utópico pensar que existirían teleconferencias mientras que el expositor estaba tan lejos en la comodidad de su casa y nosotros con la misma comodidad. Esta realidad no ha cambiado, no podemos ocultarlo, ni hacer como que miramos a otro lado.
Quien no se pongan la camiseta de la renovación y siga pensando que las cosas van igual que hace 20 años, está condenado a vivir en el pasado y quien no ha aprendido de la historia seguramente va a volver a repetirlo, es decir un fracasado sistematizado. La renovación no es una opción, ahora prácticamente es una obligación. Los grupos sociales actualmente se están conformando únicamente de jóvenes ya que el sectarismo de antepasados no permite ser parte de su alocada ansia del poder y la fama.