Regular el uso de la fuerza

En tiempo récord, el gobierno presentó el proyecto de Ley Orgánica de Seguridad Integral y Fortalecimiento de la Fuerza Pública, con la premisa de que “las disposiciones que regulan el uso legal de la fuerza han estado dispersas”. Sin embargo, más allá de esporádicas reformas puntuales —como las que permitirán lidiar con la crisis penitenciaria—, la propuesta no entraña ningún cambio sustancial. De forma lógica y mesurada, insiste en que: “Ante situaciones que pongan en riesgo la vida de terceros o del propio servidor de la fuerza pública, el servidor podrá iniciar el uso legítimo de la fuerza en el nivel que sea necesario y razonable para neutralizar la amenaza, incluyendo la fuerza con potencia letal”.

Por más atención que haya despertado el caso del policía Santiago Olmedo, la regulación del uso de la fuerza de parte del Estado no ha sido el principal problema detrás de la crisis de seguridad que vive el país. No hay nada que  permita concluir que con reglamentos más laxos podría combatirse mejor el crimen y los límites obedecen a principios constitucionales infranqueables. Al contrario, las grandes ofensivas persecutorias contra miembros de la fuerza pública que debilitaron su confianza— como las que condujo el correísmo por medio de la Comisión de la Verdad o a raíz del 30-S—, no tuvieron su origen en un marco legal deficiente, sino en la presión política.

Hay muchos otros factores prioritarios en la lucha contra el crimen: inteligencia, control de armas, coordinación internacional, agilidad en la justicia, sistema carcelario, trabajo comunitario, inclusión social. Lamentablemente, los enfrentamientos entre agentes y criminales sacuden las fibras de la ciudadanía y se apoderan de la discusión.

FRASES DEL DÍA

«Hay dos tipos de personas. Los que hacen el trabajo y los que se llevan el crédito. Intenta estar en el primer grupo: hay menos competencia.”

Indira Gandhi (1917-1984), ex primera ministra de India

«Si uno no sabe hacia qué puerto navega, no hay viento que sirva.

Lucio Anneo Séneca (4. a.C.- 65 d.C.), filósofo romano