Cada vez se escuchan más quejas con respecto a la más reciente reforma tributaria. Los reclamos provienen en su mayor parte de sectores de clase media y media-alta a los que las reformas impactan con especial rigor.
Aunque algunos actores políticos lo advirtieron durante el debate en la Asamblea parece que, recién ahora, al momento de cuadrar las cuentas, los ciudadanos alcanzan a apreciar la magnitud de los nuevos aportes que deberán realizar.
Promulgada por el ministerio de la ley, luego de no alcanzar los votos necesarios para aprobarla o archivarla, la reforma tributaria dejó en orfandad política a todas las importantes medidas que introdujo.
Ninguna fuerza política se sintió en obligación de defender; carece de un legítimo portavoz que explique su lógica y sus metas. Ahora que se ha tornado blanco de abundantes críticas, el gobierno del presidente Guillermo Lasso debe justificar su reforma tributaria, recordarle al país los grandes objetivos que esta persigue y, sobre todo, dejar en claro por qué era la mejor opción posible.
Ninguna reforma de tal envergadura puede legitimarse y sostenerse sin una activa defensa de parte de sus mentalizadores. El silencio del régimen ante las críticas resulta sospechoso, como si no creyese en su propio plan o, peor, como si se tratara de una exageración, cuando la gente ve amenazada su calidad de vida. Esta tibieza podría tornar insostenible la reforma y, a mediano plazo, obligar a una nueva revisión de los tributos. Hacerlo sería volver a la inestabilidad tributaria de regímenes pasados y sus caprichos confiscatorios.
FRASES DEL DÍA
«Discutir con un necio demuestra que los necios en verdad son dos.”
Doris M. Smith (1929-2011), educadora irlandesa
«Para dar con las respuestas simples hay que saber plantear preguntas complicadas.”
Theodor Seuss (1904-1991), autor de literatura infantil