Por obra pública sostenible

Tras pasar años absortos en el mito de que ‘tenemos carreteras’, los ecuatorianos empezamos ahora a apreciar el lamentable estado en el que se encuentra la red vial y la magnitud de la mentira que se nos quiso vender.  Pese a que se invirtieron 15.000 millones en ello —una cifra colosal, bajo cualquier estándar, para el país— apenas hubo un cambio en el tradicional diseño previo de la Red Vial Nacional, vías languidecen por falta de mantenimiento, la radical transformación económica por efecto de las carreteras jamás se produjo y le quedan grandes deudas por pagar al Estado a causa de ello.

Cuando se trata de proyectos ambiciosos, todo gobierno debe elegir entre obra sostenible —pensada a largo plazo para dejar un legado—, y obra apresurada y cacareada —que a corto plazo suma popularidad y permite ganar elecciones, pero que a la larga no perdura—. En el pasado reciente, quienes condujeron el país optaron por fabricar un boom vial inflado e ilusorio, en lugar de dejar obras quizás un poco más modestas pero sólidas, como las que una administración responsable de la bonanza petrolera, pensando también en los ecuatorianos del futuro, hubiese requerido.

La obra pública requiere mantenimiento y, por eso mismo —para que sea posible pagar sus costos— es importante que su construcción dé lugar a actividad económica. Sin eso, lo único que hay es derroche; gasto irresponsable del que solo se benefician políticos y constructores, y que, al cabo de poco tiempo, deja apenas escombros y deudas. Ya tuvimos suficiente de eso. La obra no debe ser propaganda.

FRASES DEL DÍA

«Ante lo necesario, unidad; ante lo dudoso, libertad; ante lo que sea, caridad.”

Anne Baxter (1923-1985), actriz norteamericana

«Ser el eterno forastero, el eterno aprendiz, el eterno postulante: he allí una forma para ser feliz.”

Julio Ramón Ribeyro (1929-1994), escritor peruano