Peor que un pacto

Ante el comportamiento de ciertos funcionarios públicos, totalmente reñido con los objetivos y principios que el gobierno profesa, muchos denuncian un supuesto pacto entre el régimen del presidente Guillermo Lasso y el correísmo. Esa es la única explicación verosímil que encuentran para tanta incoherencia, como las amnistías masivas o la salida de prisión del exvicepresidente Jorge Glas. No obstante, es posible que exista un peor escenario: que el Ejecutivo no tenga control efectivo del Estado y que gran parte de los servidores públicos tengan su lealtad puesta en otro lado; que lo que esté en curso no sea un pacto, sino una suerte de motín en el que ciertos funcionarios obedecen a quienes consideran sus verdaderos jefes, sin que el Gobierno pueda hacer nada para impedirlo.

Durante los más de diez años que estuvo al frente del Estado ecuatoriano, el expresidente Rafael Correa duplicó la cantidad de empleados públicos —más de trescientos mil nuevos puestos— y triplicó el gasto en salarios. Las instituciones que participaron más activamente en ese crecimiento son las que hoy más críticas despiertan. ¿Acaso olvidan que la gran mayoría de funcionarios en mandos medios y bajos en la Judicatura, Salud, Educación, Policía y Defensa llegaron allí durante los 14 años de correísmo? Aquellos trabajadores, y sus lealtades, continúan allí.

En contraste, sin un partido fuerte ni una cosecha propia de funcionarios, atado además a un discurso de reducción del Estado y de ‘respeto’ a las instituciones, el presidente Lasso no ha logrado hacer sentir su presencia en el sector público mientras otros ejercen control. No sorprende que la burocracia, por inercia, insista en servir a los que adeuda su existencia.

FRASES DEL DÌA

«Los hombres desaprueban, por lo común, lo que son incapaces de ejecutar.”

Kristina Vasa (1626-1689), reina de Suecia

«En las revoluciones la autoridad recae en los mayores sinvergüenzas.”

Georges Jacques Danton (1759-1794), activista francés