Esta semana, competirán en las Olimpiadas de París 2024 la gran mayoría de deportistas ecuatorianos que participarán en el certamen. Tras la medalla de oro que ganó el marchista cuencano, Daniel Pintado, en la prueba de los 20 kilómetros, y las tres medallas obtenidas por Ecuador en los juegos de Tokio 2020, la expectativa es grande.
Ahora que en tiempo de campaña se trazan planes de trabajo, se estudian políticas públicas y se llenan listas de asambleístas con deportistas de toda índole mientras se cuecen posibles alianzas, debemos recordar que el deporte es una herramienta poderosa.
Desde 2022, el gobierno autorizó premiar las medallas olímpicas de oro, plata y bronce con $100 mil, $80 mil y $60 mil respectivamente, y Daniel Noboa incrementó el incentivo para París 2024, a $150 mil, $125 mil y $100 mil, respectivamente. Aunque el éxito nacional en estas olimpiadas supere al de años anteriores, el pago por medallas consiste en un paliativo nominal y poco efectivo.
Recientemente, las islas del Caribe lograron convertir a esa región en la que ostenta la mayor cantidad de medallas per cápita. Ecuador goza de condiciones maravillosas que le permitirían desarrollar el deporte de élite en pocos años. El clima, la diversidad étnica, incluso la altura de la Sierra, facilitan el entrenamiento. La disciplina que conlleva el deporte, la vida sana, el sentido de competencia y el trabajo en equipo acompañarían al desarrollo de una sociedad más próspera.
La atención debe ponerse en una nutrición adecuada, acceso a agua limpia, educación emocional y académica, y “un plan” nacional. En París, 40 deportistas ecuatorianos harán lo suyo; se espera lo propio del gobierno y quienes aspiran a rotar en aquellos puestos.