Oídos sordos

José Manuel Aguilar Reyes

Deseo por un instante, salirme de mi ruta de colaboración en el Diario, para situarme como jubilado que soy, en la plantilla de uno de ellos y mirar con ojos incrédulos, cómo se desmorona el sistema jubilar ecuatoriano ante la mirada impávida del gobierno, y lo peor: por un lado, la participación inhumana, falaz y depredadora de los políticos; y por otro, el quemeimportismo inicial de los 16 candidatos que ignoraron nuestra situación, y ahora para completar el drama, de los dos finalistas, que hasta el momento, demuestran ignorar el tema, abonando a aumentar la desesperación y conduciéndonos a predecir un futuro incierto que la vida nos ofrece.

No hay que ser especialista en el tema, sino solo vivir y sentir en carne propia, los angustiantes momentos que padecemos, sin solución clara y plausible que amortigüe nuestro sufrimiento. Las voces reiteradas que el IESS está en peligro de desaparecer, ha sido una constante en los últimos años; la terrible realidad de haberse convertido en caja chica de los gobiernos de turno es otra arista negativa; la nueva casa de la corrupción que la transformaron varios políticos conocidos es una espina que más lesiona la conciencia ciudadana; y para ser más trágico el panorama, las deficientes y estancadas pensiones que recibimos, que no se compadecen del cambiante ritmo de vida que experimenta el país y el mundo.

Esta realidad merece que sea revisada por cada uno de los jubilados y afiliados en forma urgente, respaldando a la Confederación Nacional de Jubilados, que exija el alza de las pensiones ajena a la inflación y se implemente políticas de aumento de los afiliados en forma clara y no política, capaz de situarnos en la norma internacional de 8 afiliados por un jubilado, que es posible lograrlo, amén de la revisión de las leyes sociales que merecen actualizarse. Los oídos sordos que prima en el ambiente político nacional, no nos favorecen, requerimos cambios y urgentes, los esperamos.

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