Muchas promesas, poca inversión

Pese a la encomiable estabilidad macroeconómica y al ordenado manejo fiscal, hasta ahora las cifras no evidencian el aumento en inversión extranjera directa que se esperaba con el presidente Guillermo Lasso. En el mejor de los casos, el resultado ha sido ‘regular’, acorde con la tradición nacional.

Luego de tantos traspiés —la fallida venta del Banco del Pacífico, las anunciadas dificultades con la refinería de Esmeraldas, el frenazo de inversiones en el sector minero, etc.— el régimen debería haber aprendido a ser más prudente al momento de hacer promesas. Ahora insiste en ofrecer contratos por 11 mil millones de dólares para finales de este año, una meta sumamente ambiciosa que rebasaría todo récord histórico.

Ese círculo vicioso de promesas osadas, seguidas de malas noticias que luego se busca tapar con nuevas promesas —“este es un año de cosecha”— termina, al estilo de ‘Pedrito y el lobo’, debilitando la confianza ciudadana en el futuro.