A trece meses de la pandemia despertamos ante la realidad de que el virus no se detendrá en el corto plazo. El panorama era más alentador hacia fines de 2020, cuando el mundo celebraba la aprobación y producción de las vacunas contra el coronavirus, pero el contagio no da tregua.
El SARS-CoV-19, un virus implacable y astuto, genera variantes nuevas que aceleran el contagio y, al cobrar nuevas víctimas, ha colapsado la capacidad hospitalaria y sanitaria con especial vehemencia en países de menores recursos como Ecuador.
El director de la Organización Panamericana de la Salud, Jarbas Barbosa, reiteró que para lograr inmunidad colectiva, la vacuna debe aplicarse al menos al 60% de la población, lo cual representa casi el 90% de los adultos. En Ecuador, esto no sucederá en 2021 y, por tanto, debemos prepararnos para vivir al menos un año más entre confinamientos y con estrictas medidas de bioseguridad.
El Estado debe gestionar una política de vacunación en la medida de sus capacidades y limitaciones, así como incrementar la capacidad hospitalaria y asegurar el suministro de insumos y medicinas, algo que no ha hecho en el último año.
Las medidas de confinamiento, restricción a la circulación y uso de espacios públicos podrán mitigar la transmisión del virus en cierta medida. Pero está claro que la economía no puede volver a entrar en cuarentena. El gobierno que se conformará hasta el 24 de mayo debe instrumentar lo que será quizá no un plan de reactivación, sino uno de supervivencia y sustento para miles de familias y negocios, en lo que ya es el segundo año de la pandemia.
Mis pacientes sufren de falta de sentido y vacío en su vida; es la neurosis genérica de nuestra era.”
Carl Gustav Jung (1875-1961)
Psicoanalista y psiquiatra; Suiza.
Trabajas toda la noche preparando interminables documentos en respuesta a otros interminables documentos.”
David R. King
Profesor y abogado; EE.UU.