“Los están matando”

Desde febrero, los médicos volvieron a reclamar ante la escasez de medicamentos necesarios para tratar la enfermedad del Covid-19. Tres meses después, en hospitales públicos y de la seguridad social, lo que existe no se llama escasez, sino carencia. Y es mortal.

Los medicamentos sí se encuentran en Ecuador, con altos costos y en farmacias y clínicas privadas. El familiar de un paciente en Ambato debe hacer lo imposible por conseguir 300 dólares de medicamentos cada día y asegurarse de comprar tiempo para su ser querido, postrado en una cama de cuidados intensivos.

Aquel familiar que lo debe empeñar todo por la vida de uno de los suyos tiene suerte, pues muchos otros aguantan la zozobra de la espera y, en ciertos casos, la muerte.

Autoridades hospitalarias y del Ministerio prohíben a los médicos pedir a las familias que compren medicamentos en centros privados. El rastro de la negligencia -médica y administrativa- se borra cuando muere el paciente y jamás se informa a la familia que aquella muerte se pudo evitar, si es que solo se hubiera conseguido un fármaco. Simplemente criminal.

Hay doctores valientes que, pese a las amenazas, cuentan lo que realmente sucede dentro de los hospitales. Las fallas son administrativas y de gestión, aseguran. La compra de medicamentos se gestiona ‘al ojo’; no existe una plataforma electrónica para calcular las necesidades reales, los registros se hacen manualmente y el resultado está a la vista. En el IESS, en cambio, sobran y caducan.

Han pasado 14 meses desde que llegó el Covid a Ecuador, pero ¿quién da la cara?

 

FRASE DEL DÍA

«El poeta debe estar sereno frente a las mil bellezas y las mil fealdades disfrazadas de bellezas que han de pasar ante sus ojos.”

Jorge Guillén Álvarez (1893 – 1984)
Crítico, profesor y poeta español.