La salud también es cuestión de decisiones

En el mundo actual, tener una vida saludable implica saber administrarse debidamente, antes que adquirir cosas externas. Existen, sin duda, casos excepcionales como enfermedades infecciosas, males congénitos o problemas que vienen inevitablemente con la edad. Sin embargo, en la inmensa mayoría de los casos los principales problemas de salud, como las cifras sobre las causas de mortalidad en Ecuador lo demuestran, tienen que ver con elecciones equivocadas, confusión de prioridades y falta de conocimiento. Crear conciencia de ello bastaría para propiciar una sustancial mejoría en los indicadores de salud del país.

El Estado tiene la obligación de proveer servicios básicos, seguridad y, sobre todo, un sistema de salud pública que permita prevenir la mortalidad infantil, la desnutrición infantil y la mortalidad materna. A partir de allí, las elecciones de los ciudadanos resultan determinantes. No hay presupuesto de salud, especialista o medicamento que pueda revertir el terrible impacto que tienen, tanto en la calidad como en la esperanza de vida, opciones erróneas como el sedentarismo, una dieta poco saludable, una rutina de estrés, el tabaquismo o el alcoholismo.

Enfocar la discusión sobre la salud pública únicamente alrededor del gasto gubernamental en hospitales, medicamentos y médicos favorece a los políticos y a los actores económicos, pero perjudica a la población. La alimentación adecuada, la actividad física, la higiene mental y una vida ordenada constituyen pasos previos, mucho más determinantes para la salud, acerca de los que se debe educar a la ciudadanía.