La posibilidad de un ‘acuerdo fundamental’

El país no puede vivir con la preocupación diaria de si el Presidente de la República seguirá en su cargo o no. Desde hace varias semanas, toda la atención y la energía de la clase política se enfoca en gestar la destitución del Ejecutivo o en oponerse a ella; la ciudadanía, obligada a sopesar la situación política, no puede contrastar proyectos ni planear a largo plazo, sino únicamente especular sobre si habrá un paro o no, sobre si habrá derrocamiento o no, y sobre qué vendría después. Semejante desperdicio de tiempo, concentración y creatividad pasará factura a la sociedad y a la economía. 

El Gobierno encontró en Henry Cucalón un eficiente operador político que se muestra extremadamente hábil en las negociaciones sobre el terreno. Sin embargo, no se puede construir el “acuerdo básico” del que habla el Ministro de Gobierno solo en base a relaciones personales y destreza en el ‘tira y afloja’. Tarde o temprano, el régimen necesita ofrecer un proyecto sólido y verosímil, con alguna consistencia ideológica, a partir del cual hacer promesas y concesiones.

En tanto la seguridad es resultado de múltiples factores, no puede haber un “acuerdo básico” en seguridad, sin uno con respecto a principios democráticos y conducción económica. Tras dos años de gobierno, resulta difícil determinar cuales son las convicciones políticas y qué Ecuador quiere el presidente Guillermo Lasso. ¿Seguridad en las calles, infantes bien alimentados, una juventud educada, un sector privado productivo e innovador? Haría bien en definirlo y, luego, comunicarlo. Si lo combina con su nuevo equipo, quizá ese acuerdo básico se tornará probable.