Durante las últimas cuatro décadas, Perú experimentó con despiadada severidad los más duros azotes que depara el continente: hiperinflación, terrorismo, dictadura civil y, finalmente, el descrédito de su clase política ante escándalos de corrupción generalizada. Pese a ello, el vecino del sur mantuvo un envidiable ritmo de crecimiento económico sostenido durante treinta años. Parecía haberse convertido en una economía en vías de desarrollarse, inmune al subdesarrollo institucional.
Dicha ilusión terminó al verse obligados los peruanos a elegir entre dos opciones minoritarias hostiles a las instituciones democráticas, que juntas no alcanzaban ni un tercio de los votos válidos.
El malestar engendrado por un modelo que desdeñaba todo lo que no fuese económico se ha volcado, justamente, contra esas instituciones poco atendidas y menospreciadas sin las que ninguna democracia es posible.
Tanto Keiko Fujimori como Pedro Castillo, sostienen una ofensiva contra la legitimidad del legislativo y la justicia, con promesas de interferir en ellos y contra derechos fundamentales como la libertad de expresión.
Es cómodo para los demagogos, en tiempos de crisis e incertidumbre, direccionar el malestar del electorado hacia aquellas instituciones llamadas a fungir como sanos contrapesos, sobre todo la prensa. Sin embargo, es un error colosal creer que un proceso democrático de reivindicaciones sociales puede llevarse a cabo, como aspiran los nuevos mesías, sin una prensa libre.
Hacerlo no conlleva remediar, sino ahondar en el mismo error que dio pie a la crisis institucional en primer lugar.
FRASES DEL DÍA
«La tolerancia hacia la intolerancia se llama cobardía.
Hirsi Ali (1969 – )
Activista somalí
«La pereza anda tan despacio que la pobreza no tarda en alcanzarla.
Benjamin Franklin (1706-1790)
Político y científico estadounidense.