La política y sus actores no dejan de asombrar. En el decenio pasado, se concedió al exvicepresidente un asilo voluntario con gastos pagados en la ciudad más exclusiva de Europa. Lo trajeron porque fue el sucesor elegido, aunque con un delincuente como binomio. Cuando Glas terminó en la cárcel, le volvieron a imponer una ‘vice’ que resultó ser la reina de los diezmos. Tampoco él ha sido un modelo de delicadeza; cobró doble sueldo durante años.
De los últimos tres períodos presidenciales, quedan 1.700 casos documentados de delitos contra el Estado pero muy pocos juicios; hoy intentan volver para archivarlos.
No hay nada que se salve de la corrupción. Para obtener un contrato, para que reciban la obra y para que que el Estado pague se requiere tramitadores y coimas.
No sorprende que el hijo reguetonero del Alcalde de Quito se haya convertido en tramitador y comisionista municipal, y que -además- reciba pagos anticipados, maneje información para extorsionar a contratistas, hable de dictámenes fiscales abstentivos, nombre al Juez que misteriosamente difirió la audiencia y que ofrezca los bienes de la ciudad como aporte para construir hoteles. Todo consta en el parte policial, que según el COIP marca indicios suficientes para justificar medidas cautelares que no llegarán.
El nuevo títere que aspira a la presidencia vivió los últimos 12 años de burócrata, de los cuales trabajó dos y recibió una jugosa liquidación tras vender su renuncia. La cereza del pastel llega con la admisión del Banco Central de que existen 32 burócratas más en similar condición.
¿En qué momento se perdió el rumbo de la decencia y la ‘caradura’ se volvió requisito para gobernar?
Un maestro útil enseña a reconocer hechos ‘inconvenientes’ – inconvenientes para las opiniones del partido.”
Max Weber
Aquel en quien el sentimiento de la vergüenza ha muerto, es hombre perdido.”
Tito Maccio Plauto (254-184 a.C.)