La crudeza de un juicio

Han pasado ya varios lustros desde su inicio y el caso que enfrenta a la empresa Chevron y al Estado ecuatoriano continúa dejando un reguero de decepción. La reciente condena por desacato, de parte de la Justicia norteamericana, del principal mentalizador de la causa sirve como el más reciente recordatorio de cuán sórdida ha sido, desde el principio, esta pugna.

Siempre vale recordar que en el origen mismo del litigio yace también el proceder burdo y poco juicioso del Estado ecuatoriano de aquel entonces, de suscribir convenios sin preguntarse si es que iba a estar en condiciones de cumplirlos.

Después, cuando se quiso dotar al caso de un barniz de reivindicaciones nacionalistas, la perturbadora evidencia no tardó en delatar que no se trataba de un caso de compatriotas indefensos contra el gran capital, sino de un enfrentamiento entre grandes grupos económicos internacionales. Ecuador era apenas el cuadrilátero de turno para dicha contienda, en la que además diversos sectores de nuestra sociedad se vieron manipulados.

Todo ello alcanzó nuevas cuotas de impudicia cuando un sector político del país, en ese entonces en el poder, se inmiscuyó de lleno en el caso, al punto de financiar campañas internacionales de propaganda.

Se trata de un juicio fecundo en procederes reprochables, en el que cada una de las partes justifica sus excesos señalando las transgresiones de la otra. A estas alturas, dista ya irremediablemente de ser un caso claro y, ni se diga, limpio. Ojalá el país pueda pronto pasar la página y extraer las lecciones necesarias.

FRASES DEL DÍA

«Uno empieza a envejecer cuando le duele la memoria.”

Rosa Montero (1951)
Escritora española

«Una persona no es lo que cree que es, sino lo que esconde.”

André Malraux (1901-1976)
Escritor francés