La CONAIE obliga a elegir entre el derrocamiento y el caos

Desde que Leonidas Iza se encaramó a su presidencia, la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (CONAIE) adquirió la mala costumbre de exigir cosas imposibles —desde los etéreos ‘10 puntos’ o los pedidos en las mesas que violaban todo principio legal o económico, hasta las insensateces de los últimos días—. Las disposiciones resultantes de su Consejo Ampliado buscan, con vil astucia, cerrar la puerta a cualquier iniciativa conciliatoria de parte del Gobierno e imponer su agenda, nuevamente de forma extorsiva, a todos los ecuatorianos.

Exige, como si fuera poca cosa, la renuncia del presidente Guillermo Lasso y amenazan con un nuevo paro si es que el Gobierno opta por la llamada ‘muerte cruzada’ —absolutamente legítima y legal, en tanto está contemplada en el artículo 148 de la Constitución—. Quieren obligar a la ciudadanía a elegir entre el derrocamiento del Presidente y otra quincena de destrucción. ¿Es esa la ‘democracia participativa’ de la que tanto habla el movimiento indígena? Paralelamente, la dirigencia de la CONAIE lleva acabo una purga interna que apunta a la radicalización de la organización y a la consolidación de un liderazgo vertical e indiscutido. ¿Cómo pueden auto denominarse la ‘segunda fuerza política’ con semejantes fracturas internas?

Nadie ansía más un nuevo paro que el propio Leonidas Iza y sus acólitos. Su protagonismo se debe a los hechos de octubre de 2019 y junio de 2022, y necesita de episodios así para nutrirse. Sin embargo, astutos y pacientes, no quieren hacer ellos el primer movimiento, sino empujar al Gobierno a que lo haga.