Iza, a la conquista

No existe un “liderazgo colectivo” detrás del sector del movimiento indígena y campesino que está tomando parte en las mesas de diálogo con el Gobierno Nacional y mal harían los delegados de este en dejarse llevar por esa ilusión. La autoridad y popularidad del presidente de la Conaie, Leonidas Iza, tanto en su organización como por sobre todas las otras que toman parte, crece a una velocidad mayor de la que el sistema político ecuatoriano parece capaz de asimilar.

Con sus condiciones, advertencias e interminables exigencias —a sabiendas de que el Gobierno no está en condiciones de cumplirlas— Iza prolonga y dificulta el mal llamado ‘diálogo’. En el proceso, recibe, gentileza de los delegados, un curso intensivo sobre el funcionamiento interno del Estado ecuatoriano —hasta en los más mínimos detalles económicos, legales y operativos— que podrá usar para cualquier fin, goza de harta cobertura mediática y aprovecha la tribuna para adoctrinar a conciencia a sus simpatizantes. Con la misma receta que empleó para apoderarse pacientemente de la Conaie, parece querer conquistar todo lo que pueda del Estado ecuatoriano.

Iza y sus seguidores no se comportan con la buena voluntad ni la agilidad ejecutiva que se observa en un diálogo entre iguales, sino con la superioridad y el disimulado desdén que exhiben los conquistadores; algo comprensible, tomando en cuenta que lograron, por la fuerza, rendir al Gobierno. En estos días de tregua, el Gobierno —del cual el sector indígena es también parte, aunque no la única, la mayor ni la más fuerte— deberá prepararse con la misma meticulosidad y perspicacia de Iza, sus asociados y sus seguidores.