Instituciones con dueño

Cada juicio político o proceso judicial derivado de un acto de corrupción debería servir no solo para disuadir a futuros transgresores, sino para que la ciudadanía recobre la confianza en las instituciones y en la absoluta preponderancia de las reglas de juego.

Por ello, en las sucesivas reformas que ha sufrido el Estado ecuatoriano a lo largo de su historia, se ha buscado siempre la mejor manera de garantizar la independencia de las principales instituciones y de los organismos de control que tienen la tarea de mantener a los funcionarios en la senda correcta.

Resulta desalentador cuando este diseño se aleja de su propósito y las instituciones llamadas a trabajar por el imperio de la ley y el control de la cosa pública se convierten en reductos personales o plataforma política para sus protagonistas.

Como consecuencia, fundamentales instituciones del Estado terminan convertidas en feudos que pactan y batallan entre ellas, encabezadas por pasionales caudillos entregados a la paciente conquista del poder, arrasando con todo a su paso.

La historia que precede a los protagonistas de la Contraloría y de la Fiscalía, que ahora se ven paradójicamente enfrentados en un proceso que desgarra el prestigio del Estado ante su gente, debe servir como advertencia.

Un país libre y democrático como aspira ser Ecuador, no debe permitirse ser campo de juego donde se gana poder con actos guturales y dedicados, según las pasiones de los funcionarios de turno.

FRASES DEL DÍA

«Soledad es ser incapaz de comunicar lo que uno juzga importante y tener puntos de vista que otros juzgan inadmisibles.”

Noreena Hertz (1967)
Economista británica

«El que una persona caiga en desesperación significa que al menos aún cree en algo.”

Dmitri Shostakóvich (1906-1975)
Compositor y disidente soviético