El poder exportador de la Sierra es mucho menor que el de la Costa. De cada $100 que se reciben de exportaciones, $18 son de la Sierra. Las flores, los tableros de madera y el brócoli son los productos estrella.
Este particular escenario, que revela hoy LA HORA, no solo implica un desbalance entre las dos regiones, sino que ha contagiado la política. Así, el país atraviesa la formación de un nuevo mapa político y económico por este escenario.
Para politólogos y economistas es evidente que la Costa, al tener más peso de sus exportaciones, también se ha convertido en un polo político de absoluta relevancia. Las decisiones más importantes se dan en la Costa desde hace varios años, incluso ha servido como refugio a mandatarios cuando su estabilidad se ve amenazada.
Pero distanciados absolutamente de los llamados regionalistas que solo han dividido al país, esta nueva alerta debe entenderse como un llamado de atención para que las élites económicas y políticas de la Sierra recuperen el terreno perdido con trabajo, nuevas y más conexiones con la Costa, y decisión para crear más empresas y trabajo.
Los gremios productivos son fundamentales en esta tarea. El debate que tienen algunos empresarios de no participar en política -no la electoral por supuesto- debe ser superado.
El sector privado serrano debe regresar a ser una guía de modernidad, asociatividad e impulso para la región. No pueden únicamente ver por sus ganancias o buscar privilegios con los mandatarios de turno. Ahora, pocos plantean un modelo de país, de región. Eso debe cambiar.