Granadas en las calles

No normalizaremos el terrorismo. Bombardear con granadas el domicilio de una familia de ciudadanos es terrorismo.

Los ecuatorianos, ante la absoluta falta de escrúpulos de ciertos criminales y la inoperancia de las autoridades, corremos seriamente el riesgo de habituarnos a una violencia aterradora. A las atrocidades sin nombre que se vieron en las matanzas carcelarias, los asesinatos con armas de asalto en las calles y los ataques con drones explosivos, se suma el uso de armamento de exclusivo uso militar.

Existen grupos muy interesados en que el país se hunda en la barbarie extrema: traficantes internacionales de armas, narcotraficantes locales y extranjeros, criminales inusualmente sanguinarios, políticos de pobre vocación democrática, etc. A todos ellos les conviene un Ecuador hincado y sangrante, en el que puedan mandar. Con cada caso atroz que queda impune, el país avanza un paso más hacia ese macabro destino.

Crímenes de tamaña envergadura dejan una larga cadena de rastros que las autoridades deben, a toda costa, seguir. ¿De dónde vinieron esas granadas? ¿Quién las vendió? ¿Cómo se pagó por ellas? ¿Quién las dejó a disposición de semejantes sujetos? ¿Ordenó alguien emplearlas o se trató acaso de barbarie “espontánea”?

Todo eso se puede y se debe aclarar, y los responsables deben, luego de ser puestos a las órdenes de la Justicia, enfrentar todo el rigor de la ley. Mientras esperamos a que eso suceda, los ciudadanos tenemos la obligación de estar informados y alzar la voz.

No sea que le próxima granada caiga más cerca de tu casa.

FRASES DEL DÍA

«Nada es más traicionero que aquello que parece obvio.”

Joseph Schumpeter (1883-1950), economista austríaco

«Tu calidad de liderazgo se mide según qué tan bien puede operar tu equipo sin ti.

Martha Peak (1955), periodista canadiense