Ganó la censura

La acción de protección interpuesta contra el medio digital La Posta, que censura una nota informativa y le exige ofrecer disculpas públicas, sienta un nocivo precedente en materia de libertad de expresión.

La información censurada se refería a una acusación de violencia de género que pesó en el pasado contra alguien que, al momento de su difusión, ocupaba una dignidad pública llamada a velar por los derechos humanos de los ecuatorianos. Cuando la nota salió a la luz, el ahora exfuncionario enfrentaba, además de otros escándalos —inclusive filmados—, una nueva acusación por violencia de género, esta vez sexual, y un juicio político. Para entonces, aquella primera acusación, así como su desenlace, ya era de conocimiento público y la presunta víctima se había referido a ella públicamente.

La presunta víctima del primer caso, su esposa, asegura que la detallada acusación de aquel entonces contra su cónyuge se debió a un trastorno mental causado por una depresión posparto. En el segundo caso, y voluntariamente, la otrora víctima se cargó al hombro la defensa pública del acusado —nuevamente su cónyuge— y aseguró que los perturbadores hechos filmados se debieron a una ‘intoxicación involuntaria’ producto de un complot.

Se ha preferido privilegiar el derecho a la intimidad de las presuntas víctimas frente al interés público de la ciudadanía por conocer la calidad moral de sus autoridades.

La apurada acción legal optó por censurar a la prensa sin considerar que, quizá, estas dolorosas revelaciones evitarían que exista una tercera o más víctimas.

FRASES DEL DÍA

«La ignorancia y la falta de educación son los cimientos del vicio; la imitación y la costumbre lo edifican.” 

Mary Astell (1666-1731), filósofa inglesa

«Nuestros mártires han muerto ya de bala; que no vuelvan a morir de indiferencia.”

Omar Torrijos (1929-1981), exdictador de Panamá