Esperanza para Esmeraldas

Los esmeraldeños dijeron ‘basta’ y, marchando por las calles, exigieron que las autoridades intervengan para poner fin a la ola de violencia que vive la provincia. Poco se oye de ello en los centros de poder del país, pero en los últimos 12 meses se registraron en Esmeraldas 83 asesinatos, lo que la convierte en la segunda provincia más violenta en relación a su población. Además del número de víctimas, llama la atención el alcance y sofisticación que ha cobrado el sicariato, y la extrema violencia de varios episodios, como el ataque a una UPC con armas de grueso calibre en el que falleció un policía.

Ante el clamor popular, el gobierno central y la Policía Nacional anunciaron, en conjunto con las Fuerzas Armadas, una intervención a gran escala en la provincia. Alrededor de 1.700 policías y militares buscarán poner fin a la guerra de bandas y restablecer el orden.

Pero, ¿y después? Las mismas limitaciones logísticas y económicas, en un contexto como el actual, justifican una intervención prolongada. Más allá de golpes de efecto, la militarización no basta para resolver un problema que tiene antiguas y profundas raíces.

Esmeraldas enfrenta una serie de graves desafíos que el Estado debe atender: minería ilegal, narcotráfico, desinstitucionalización de la justicia, el conflicto transfronterizo, pero, sobre todo, un antiguo y ampliamente denunciado desinterés de parte de las autoridades centrales, reflejado en la carencia de hasta los servicios más básicos.

FRASES DEL DÍA

«La gratitud, si es que es silenciosa, no sirve de mucho.”

Gertrude Stein (1874-1946), escritora estadounidense

 

«En el gobierno hay gente capaz; el problema es que la mayoría son capaces de lo que sea.”

Getulio Vargas (1882-1954), político brasileño