El Estado y las ‘cargas’ familiares

Quizá el Gobierno no calculó la ola de críticas que generaría su propuesta de eliminar el reparto de utilidades según el número de cargas familiares en las empresas privadas. La reforma, contemplada en el proyecto de Ley de Oportunidades Laborales, resultó tan impopular como tibia.

Desde un extremo, se condena la medida por atentar contra la “solidaridad social” y por representar una “regresión de derechos”. Desde el opuesto, se recuerda que la medida no constituye alivio tributario alguno para las empresas y que, por tanto, no pasa de ser una medida tímida e ineficaz.

Ambas posturas aportan al debate sobre los beneficiarios y los perjudicados de la propuesta, pero ignoran la necesidad de replantear los intereses y las funciones del Estado en el contexto del régimen laboral.

Es innegable el consenso sobre la validez y necesidad de auxiliar a los más necesitados. Los bonos y subsidios que ofrece el Estado a personas en situación de pobreza o con discapacidades gozan de amplia aceptación.

Pero una sociedad que se opone a despenalizar el aborto, que mantiene a su población en la ignorancia y sin acceso a los métodos más básicos de planificación familiar y anticoncepción, que tolera que más de siete niñas de entre 10 y 14 años alumbren un hijo cada día, no puede oponerse a extender las ayudas a aquellos con mayores “cargas familiares”.

Sin embargo, asumir y garantizar esas ayudas es una tarea del Estado y endosarla a las empresas, en detrimento del resto de trabajadores, no soluciona absolutamente nada.

FRASES DEL DÍA

«Ser poderosa es como ser una dama… si necesitas recordarle a la gente que lo eres, no lo eres.”

Margaret Thatcher (1925-2013), exprimera ministra británica

«El conocimiento sin sabiduría es una doble locura.”

Baltasar Gracián, (1601-1658), filósofo español