El entramado del transporte público

El subsidio a los combustibles y el congelamiento de la tarifa de transporte público fueron concebidos con el objetivo de beneficiar a los usuarios. Eran medidas típicas de una época, de un mundo que comenzaba a experimentar con esas herramientas y tenía una comprensión más rudimentaria del desarrollo y el crecimiento. Su impacto transformó profundamente la economía, la infraestructura y el sistema político ecuatoriano.

El congelamiento de la tarifa, en muchos casos desde hace más de una década, dejó a los transportistas en una situación compleja. Han tenido que asumir una paulatina precarización de su trabajo y ofrecer un mal servicio a los usuarios; al mismo tiempo, han quedado a merced de las compensaciones del Gobierno. Las autoridades, por consideraciones políticas, se ven en la imposibilidad de cambiar la tarifa para no afectar a la población y obligadas a mantener compensaciones y exenciones al transporte para prevenir paros u oposición. El verdadero costo recae en el usuario, por un pésimo servicio, y en el presupuesto nacional, incluso a costa de más deuda.

Toda medida tiene consecuencias inesperadas. Estas han generado un nudo gordiano, con un transporte público cada vez más deteriorado, crecimiento imparable del parque automotor, mayor dependencia de los combustibles subsidiados y de las tarifas, y un inocultable colapso vial.

Es difícil que una solución surja apenas de profundizar en esas mismas políticas sin impulsar, al mismo tiempo, otros medios de transporte y una urgente transformación urbana.

FRASES DEL DÍA

«Es mejor encender una vela que maldecir la oscuridad.”

Eleanor Roosevelt (1884-1962)
Activista estadounidense

«Las crisis fertilizan el suelo para que germinen héroes y canallas; el tiempo los separa.”

Leandro Karnal (1963)
Historiador brasileño