El camarón deberá dar el ejemplo

El sector camaronero puede liderar el ejemplo de un gremio productivo que compite a nivel mundial y prospera, ahora sin necesidad de subsidios. La clave del éxito mundial del camarón ecuatoriano no yace en diferencias mínimas de precio derivadas de ayudas gubernamentales, sino de la excelente calidad del producto, sobradamente superior a la de sus competidores. Este año, además, la venta de camarón ha superado récords históricos —condensa la cuarta parte de las exportaciones del país, por encima de los 7.000 millones de dólares, pese a no contar todavía con acuerdos comerciales con las principales economías—.

Con semejante posicionamiento en el mercado internacional y tal volumen de ventas, no hay nada que justifique los 160 millones de dólares que grandes camaroneras, de más de 30 hectáreas, recibieron en subsidios, anualmente y hasta hoy. Es económicamente innecesario y moralmente indefendible que el Estado lo haga, cuando su población tiene tantas necesidades desatendidas. La economía ecuatoriana debe contemplar la gradual reducción de subsidios, ¿qué sector está en mejor situación que el camaronero para dar el ejemplo y servir como pionero en la liberalización de la economía?

Cuando hay mala fe, el ingenio para burlar las reglas resulta infinito; por ello, ahora le corresponde a quienes son objeto de esta nueva política el mantenerse apegados a la legalidad y rehusarse a apelar a artimañas. Es el momento, ahora sí, de apelar al tan esperado Proyecto de Electrificación, cuyo desarrollo el subsidio obstaculizaba irremediablemente.