Los discursos políticos tipo “rendiciones de cuentas” pintan una realidad muy alejada de la que sienten en sus bolsillos los ecuatorianos y sus empresas.
Los datos oficiales demuestran que el alza del IVA junto con la baja productividad, sin real flexibilidad laboral, sin seguridad y ahora sin luz, impidió que ese costo se traslade en ninguna medida al consumidor. El Estado incrementó sus ingresos, pero el costo para la población es elevado e injustificado.
Productores, industriales y comerciantes absorbieron en sus costos de producción el incremento del IVA del 12% al 15%. Y es que la población tiene menos dinero que hace un año, porque no hay suficiente empleo, han subido el transporte y los alimentos (la gente ya come menos), la seguridad, la generación de energía; por tanto, productores, industriales y comerciantes han debido bajar sus precios este último trimestre de 2024. Intentan salvar las ventas que necesitan para evacuar su stock y cerrar el año; algunos intentan salvar sus negocios.
Hoy no se le puede pedir más al sector privado. Los costos de producción van al alza y es lógico que no se generen nuevos empleos.
De poco o nada servirán los “alivios financieros” de la banca si el IESS y el SRI continúan implacables e indolentes. Queda claro cómo el alza del IVA, vendida a la población como “herramienta para la seguridad nacional”, terminó reprimiendo aún más la generación de empleo. Bien ha hecho la Asamblea en rechazar el último intento del Ejecutivo de crear un impuesto a los carros usados, so pretexto de “controlar el lavado de dinero”.