Donald Trump es un reto para la región

Hasta ayer, el presidente de EE.UU., Donald Trump, había firmado 59 acciones ejecutivas, entre decretos y memorandos sobre distintos temas. Algunas han puesto a temblar a sectores opositores, a oenegés e incluso a varios países, al imponer una visión conservadora en la política.

Una de ellas contiene la orden a la Secretaría de Estado para que implemente la política “Estados Unidos primero” en todas las acciones internacionales. Otra dicta la nueva obligación de “defender a las mujeres” del extremismo ideológico de género y restaurar la “verdad biológica”. Unas cuantas apuntan a parar la inmigración irregular. Otra anuncia el cambio de nombre a algunos puntos geográficos como de Golfo de México a Golfo de América. Otra, apunta a encarar al terrorismo regional, declarando como tales al Tren de Aragua y a la Mara Salvatrucha.

Pero también, suspendió todos los programas de asistencia extranjera por un período de 90 días, incluido a Ecuador, y hará una revisión de esas ayudas para que “no alimenten” a los enemigos de su Gobierno. Desde entonces, han anunciado a varios organismos que reciben fondos de agencias como Usaid o NED, que los fondos ofrecidos no llegarán.

Su primer enfrentamiento diplomático en la región sacudió a Colombia: amenazó con incrementar los aranceles para ese país, detener la entrega de visas y retirar visas a sus funcionarios.

Vendrán más. Por esto, Ecuador y la región deben estar atentos a lo que haga el nuevo mandatario, quien se ha convertido en un líder de la derecha conservadora global.

La diplomacia tiene una tarea fundamental para descifrar al nuevo Trump y las personas que tengan nexos con él serán invaluables.

EE.UU. va a moldear a países y políticos, y será muy fácil para algunos fingir que pliegan a la línea de Trump, aunque quizá más fácil será caer en el lado de sus enemigos.