Desprenderse del Banco del Pacífico

El gobierno no necesita una justificación para vender el Banco del Pacífico; al contrario, no existe razón alguna para que el Estado maneje un banco privado.

El Banco del Pacífico —institución modelo en sus inicios— nació de manos privadas y fue incautado en medio de una crisis financiera que, dos décadas después, aún no se aclara.

El compromiso oficial fue venderlo para, con los ingresos resultantes, resarcir en algo los costos que su derrumbe le habrían generado al Estado. Como suele suceder, el Estado faltó a su compromiso y lo mantuvo bajo su control, con la excusa de que era rentable y de que su participación de mercado prevenía oligopolios y aumentaba la eficiencia del sector. Argumentos falaces.

El Banco del Pacífico reprodujo la crónica ‘obesidad’ del sector público y no logró cambios sustanciales en el sector. El Estado cuenta con suficientes instituciones para regular y controlar el mercado bancario, pero el Pacífico le trae un poder extorsivo sobre las finanzas nacionales que fascina a los caudillos.

Es curioso observar la poca voluntad de los últimos Presidentes para vender los bienes ‘incautados’ en la cacería de brujas que resultó de la crisis bancaria. Estos engordaron los bolsillos de miles de burócratas y sus testaferros, dejando pocos réditos a un Estado que dijo que se los llevaba para ayudar al pueblo.

En manos privadas, el Banco continuará prestando sus servicios seguramente con mayor eficiencia, pero su venta debilitará el argumento confiscatorio e intervencionista del que el Estado abusó por tanto tiempo.

FRASES DEL DÍA

«La mala suerte te salva de una suerte aun peor de la que jamás llegas ni a enterarte”.

Cormac McCarthy (1933), escritor estadounidense

«La inmoralidad de las clases altas llega con potencia adquirida a los últimos peldaños de la escala social.”

Flora Tristán (1803-1844), escritora francoperuana