De calamidad a desastre

Orlando Amores Terán

Si no aprendes de la historia, te condenas a repetirla. Desde 1918, los comunistas impusieron terror: «evento normal de toda revolución», según Dzerzinski, creador de la policía secreta, encargada de asesinar anticomunistas, bajo el lema: «manos limpias, corazón ardiente, cabeza fría. Muerte a burgueses. ¡Viva el Terror Rojo!» Ecuador se polariza entre estómagos agradecidos, oportunistas que apoyan el narco-comunismo y quienes desprecian el totalitarismo, exigen libertad, progreso, bienestar.

Surgen también, aquellos que no desean perder su estándar de vida, sus empresas, empleos, jerarquías; pero no están dispuestos a luchar, se esconden detrás de normas sociales, jurídicas, para justificar su inacción; son peligrosos por su egoísmo, capaces de traicionar su Patria, principios, juramentos, para mantener sus privilegios.

A ellos les decimos: Siempre es tiempo de cambiar la historia. Debemos pelear con ferocidad, para exterminar el narco-comunismo. Necesitamos líderes con el cuádruple del valor que demostró el Ejército chileno el 72, cuando su enemigo fue el comunismo cubano; hoy, enfrentamos a narco-comunistas de Venezuela, Nicaragua, Bolivia, México, Argentina y Ecuador.

La diferencia entre nosotros y ellos, es la razón de nuestra lucha. Ellos lo hacen por oportunismo, consigna, estómago agradecido; nosotros luchamos por sobrevivir en libertad. Aníbal derrotó al Ejército romano; ganó la guerra, pero no afianzó su victoria destruyendo Roma; ello provocó la aniquilación de su país.

Sucederá con Lasso, si no desbarata el narco-comunismo, enjuicia por sedición, a los cabecillas de la década infame. No es tiempo de gestos caballerosos, que esconden actitudes pusilánimes, de alto peligro; porque esta elección decide la existencia del Ecuador que construyeron los abuelos de nuestros tatarabuelos. Debemos esforzarnos por destruir la calamidad narco-comunista; adelantarnos a los acontecimientos; desarmar mediante Consulta Popular, el narco-Estado impuesto en Montecristi, para evitar el desastre.

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