Violencia de género

Christian Pérez

El 25 de noviembre se “conmemoró” el día en contra de la violencia de género, que en nuestro país no pasa de ser un simple recordatorio de la deuda que se mantiene frente a su prevención y erradicación. En lo que va del año, hasta el mes de octubre, se han reportado en la Fiscalía General del Estado 261 denuncias por violencia sexual, 3.985 por violencia física y 23.257 por violencia psicológica. A esto se suman las denuncias por femicidio que alcanzan 83.

Estas cifras oficiales distan mucho de aquellas mostradas por la Alianza Feminista para el Mapeo de los Femicidios en Ecuador, un grupo de organizaciones de la sociedad civil que hace un levantamiento independiente de la información, quienes han reportado que hasta el 15 de noviembre de este año, han existido 272 muertes violentas de mujeres por razones de género, incluidos 8 transfemicidios y 152 feminicidios por delincuencia organizada, y al menos 85 femicidios, de cuyas víctimas, 109 mujeres eran madres y 9 se encontraban en estado de gestación.

Urge generar un cambio de estrategia en la identificación temprana de estos delitos. Según esta Alianza, de las víctimas de femicidio, 40 mujeres habían reportado antecedentes de violencia, 8 mujeres tenían una boleta de auxilio y 13 sufrieron abuso sexual. Es decir, el Estado conocía la situación a la que estuvieron expuestas y sus mecanismos fueron insuficientes o inoperantes para prevenir su muerte.

Se ha anunciado la creación del Ministerio de la Mujer y Derechos Humanos, como sustitución de la Secretaría de Derechos Humanos, lo cual es una necesidad y deuda con la erradicación de la violencia de género y la protección de los derechos humanos; ya que, la errada reducción del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos a una Secretaría en el gobierno de Lenin Moreno trajo como consecuencia la falta de política pública con enfoque en derechos humanos cuyos efectos los vivimos actualmente. Lo fácil es la creación institucional, lo dificil es la dotación del presupuesto suficiente. Esperemos que esta vez prime la garantía de los derechos de las mujeres sobre las políticas monetarias internacionales.