El árbitro ha dicho: ¡jueguen, muchachos! El próximo jueves, la selección de Ecuador se medirá ante Bolivia. Por lo regular, a los bolivianos les tenemos “medido el aceite,” pero ojo, no hay que confiarse. En las últimas fechas, los ahijados del Evo Morales se han parado duro. Y es que, con los tres garrotazos que nos dio la FIFA, no podemos regalar ni medio punto. Son clave para irnos al Mundial en la Yoni. Algunos intentarán quedarse, pero Trump ya avisó que va a limpiar la casa y a todos los ilegales los va a regresar a su casita. ¡Avisados están!
Es que durante esos 90 minutitos, el país entra en trance. Nos olvidamos de las desgracias y nos unimos en un solo grito. Esos 11 pelados nos llenan de emociones. Claro, hay momentos en los que matan de iras, pero, como estamos acostumbrados al maltrato, seguimos al pie del cañón.
Por un rato, vamos a distraernos y no maldeciremos a San Pedro porque no ha hecho llover. Esta sequía nos ha agarrado con los pantalones abajo, y la cosa está seria. Algunas ciudades ya están en racionamiento de agua potable porque en los ríos solo quedan piedras. Las pocas agüitas que han caído no han ayudado a superar la crisis. Agárrense, que el cambio climático no era cuento. Lo estamos viviendo, y el partido apenas empieza.
Y es que no solo Barcelona golea 8 a 0; en la política también se están jugando partidazos. El alcalde de Guayaquil no quiere perder la contienda por llamar vaga a una asambleísta del oficialismo. Tópic tampoco quiere irse a la casa sin luchar en el campeonato político. Ni hablemos de la exvicepresidenta, que ya la mandaron a las reservas.
Pero el partido de infarto es el de los involucrados en los chats del finado Villavicencio. Las conversaciones que mantenía con otros políticos explotaron, y las barras bravas no pierden detalle para llevarse por delante a sus contrincantes. Es una batalla a muerte. Ojalá los espectadores no salgamos golpeados. El partido de la segunda vuelta electoral promete ser una carnicería, y los bandos solo esperan el pitazo final para caerse a piñazos… y a urnazos.