Uso progresivo de la fuerza y delincuencia

Christian Pérez

Estoy en contra de la delincuencia, evidentemente.

Ahora, existen posiciones que se evitan adoptar por ser políticamente incorrectas. Me quiero atrever, pecando de ser políticamente incorrecto, a opinar sobre un tema sensible: “el uso progresivo de la fuerza en la lucha contra la delincuencia”, donde la discusión social se ha encasillado en dos posiciones antípodas: “estás a favor de la policía o a favor de la delincuencia”. Pero, más allá, existe una tercera vía: “estar a favor de la ley”.

Como todo ciudadano respetuoso de la ley, estoy en contra de aquellas acciones que la infringen, provengan de un servidor policial o de alguien que cometa un delito común. Todo delito debe ser investigado, sancionado y el daño debe ser reparado.

Aclarado esto, es preocupante que esta discusión, siendo un tema de debate jurídico, haya trascendido al ámbito político, rompiendo el principio de independencia y no injerencia sobre la función judicial.

Pero, ¿qué implica el uso progresivo de la fuerza?. Es un concepto básico que debemos tener claro para tomar una posición objetiva.

La Constitución de la República, en su artículo 158, señala que las y los servidores policiales se formarán bajo los fundamentos de la democracia y de los derechos humanos. Ahora, los estándares internacionales de derechos humanos sostienen que el uso de la fuerza debe tener una finalidad legítima, absoluta necesidad y proporcionalidad (Corte IDH. Caso Hermanos Landaeta Mejías Vs. Venezuela); esto, en concordancia con el Código Orgánico Integral Penal, que en su artículo 30.1, respecto al cumplimiento del deber legal, sostiene que cuando un servidor policial cause daño o muerte a otra persona, el procedimiento debe observar el uso progresivo, proporcional y racional de la fuerza. Finalmente, el Reglamento de uso legal, adecuado y proporcional de la fuerza para la Policía Nacional, en su artículo 8, determina que está justificado el uso de la fuerza cuando no exista otro medio alternativo para lograr el objetivo legal buscado, que deberá, además, ser oportuna, necesaria, proporcional, racional y legal.

Como se observa, la discusión sobre el uso desproporcionado de la fuerza en la actividad policial no se debería centrar en las posiciones personales; peor aún, en la polarización social de estar obligatoriamente del lado de quienes deben hacer cumplir la ley o de quienes la incumplen. Este es un tema de cumplimiento de la normativa existente. ¿Qué pasa cuando quienes deben velar por el cumplimiento de la ley, la incumplen y se extralimitan en funciones?. Sería un gran error justificar en unos el irrespeto de la ley; recriminando, en cambio, el irrespeto de los otros.