Una ciudad en crisis

Giuseppe Cabrera

Las elecciones seccionales están cerca y, es necesario que elijamos a nuestras autoridades locales, pensando en que tengan la capacidad, experiencia y liderazgo suficiente para hacer frente a las necesidades actuales que nos aquejan.

Una calle bacheada, una cancha o un puente desnivel son necesarias, pero no son las más urgentes, ni solucionan los problemas de gran envergadura que viven Ambato y Tungurahua. En realidad, esas deberían ser obras diarias, las mínimas, las que esperamos teniendo la vara más baja y la autoridad menos preparada.

Los retos de ciudad están en la gestión de residuos, en el manejo de la informalidad, especialmente en el centro de la ciudad, la inseguridad y, movilidad diaria.

Todos esos problemas no se solucionarán con arreglos parche, sino que requieren planeas estrategias, articulados y participativos para su solución.

No podemos seguir peanotizando calles al azar solo porque perdimos el control sobre la informalidad. La planificación deja de serlo, si se hace obligados por la situación. Tampoco podemos dejarnos vencer ante sus imposiciones que quiebran a los comerciantes formales, por la presión de los informales.  Hay que garantizar una transición ordenada y planificada a la formalidad de todos, que garantice una ciudad ordenada, pero, que además va a generar mayores ingresos tributarios, para más obras y servicios.

El derecho a la ciudad incluye nuestro derecho a habitarla libremente, transitar sus calles con tranquilidad y disfrutar de todos sus espacios públicos, cuando la inseguridad nos gana e invade el miedo, estamos especialmente perdiendo nuestra libertad, como una de las garantías más preciadas.

Un carro ha pasado de ser un lujo para convertirse en una necesidad. Nadie puede negar lo pésimo que se gestiona el transporte público, la presión por la subida de sus costos, la desorganización y los atrasos que nos impiden un día a día programado. La movilidad urbana tiene que ser garantizada para las mayorías, con sistemas de transporte masivo que funcionen y garanticen menores tiempos que el particular, asegurándonos, además, una disminución del parque automotriz y por consecuencia un menor impacto a la crisis climática.