Turismo (Identidad y autenticidad)

Jonathan Valdivieso

Santo Domingo de los Tsáchilas, posee un patrimonio cultural viviente (ETNIA TSÁCHILA), que, combinado con las bondades naturales, hacen un territorio único y auténtico. Ahora bien, caer en la retórica de las palabras sin acciones ya no es la opción. Se necesita un trabajo en conjunto, que genere actividades compactas, bien gestionadas y con “encanto”.
Los activos turísticos están imperdibles en la localidad, ellos requieren de un discurso lineal proyectado, que implica primero cambiar la concepción de la propia ciudadanía, el apoderamiento interno reflejará un posicionamiento externo. Generar impacto en dogmas, opiniones, emociones, expectativas del propio ciudadano local, permitirá ganar la batalla puertas adentro, sino en vano el uso de todas las capacidades y talentos.

El turismo como actividad potenciadora de identidad, permite canalizar principios de valor que muestran todo, sin aparentar, como también proyectar un futuro encaminado en el bien común. Evidentemente el peligro que acarrea el patrimonio, cuando no se contrarresta la aculturación, es latente, mucho más sino existe identidad que contemple apariencia y sentido de pertenencia.

La relación polisémica (Turismo-Identidad-Patrimonio). Requiere de la gestión oportuna y congruente de los actores turísticos para generar impresión en el potencial turista. Turista coexistido en la dicotomía de lo cognitivo y experiencial. Si, efectivamente la experiencia es la clave matriz a la que se deben apegar todas las acciones estratégicas metódicas de corto, mediano y largo plazo. Autenticidad, innovación e integración son componentes básicos para incrementar valor en el destino turístico.

Suena todo fácil? Pues realmente si se anhela un destino efectivamente turístico hay que aunar esfuerzos. Los factores técnicos investigativos ya están descritos por la academia (procesos administrativos, gestión operacional, marketing turístico, comunicación corporativa) existen casos de éxito. Absolutamente nada es subjetivo, mucho menos en la proyección turística de mi amado Santo Domingo.

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