La vejez, una enfermedad

Iván Paredes

Resulta insólito como el mismo ser humano es enemigo de su misma especie y nos dan a entender que el egoísmo, individualismo y hasta el protagonismo social son prioridades al momento de buscar soluciones a dificultades mundiales.

Y, cómo no vamos a levantar nuestra voz de protesta cuando personas que fungen como expertos ocupando posiciones decisorias a nivel mundial, creyendo tener la razón señalen que la vejez es una enfermedad sin importarles la afectación que ello produce y, peor aún, demostrando el no tener un mínimo de conciencia social o entendimiento real de la naturaleza de la vida.

Nos referimos a quienes integran la Organización Mundial de la Salud (OMS), que han propuesto declarar a la vejez dentro de la “categoría de síntomas, signos o hallazgos clínicos no clasificados en otra parte”; es decir, una enfermedad patológica.

Es inconcebible que la etapa de equilibrio, entendimiento, experiencia y hasta madurez sea condicionada de tal manera, cuando, todos deberíamos llegar a este período que es parte necesaria de la vida y existencia o ¿acaso aquellas personas no van a llegar a este maravilloso ciclo?, debemos entender que la vejez es igual que la niñez, juventud, adultez y, llegar a ser viejo es revelar el transcurso del proceso existencial compuesto de alegrías y obstáculos que se han podido sobrellevar a pesar de las adversidades que compone la vida debiendo ser reconocido y entendido por la sociedad, organizaciones y Estados que no son los dueños, creadores  ni inventores de la humanidad, tratando de anteponer a los Derechos Humanos y naturales, normas y reglamentos que simplemente son generados para engordar el Derecho y satisfacer ambiciones egocentristas. Ya se ha dicho, la especie humana no se terminará por terremotos o cataclismos, sino por la misma humanidad inconsciente y trastornada.