Una mujer de oro

Ángel Polibio Chaves

Con seguridad en esta misma página otros articulistas se habrán referido ya a la jornada cumplida en Tokio por nuestra pesista  Neisi Dajomes Barrera, y he de confesar que quizás por esta razón, habría preferido dedicar el comentario de hoy a un tema distinto, sin embargo, lo hago casi como por un compromiso conmigo mismo, pues si la semana anterior había destacado el papel desempeñado por nuestro compatriota Richard Carapaz, me parecía injusto no hacerlo en esta ocasión, pues me sentiría como discriminando a una mujer.

Sí, no es exageración, pues a través de la historia ha existido este injusto tratamiento a la mujer. Sus triunfos, sus esfuerzos, su participación en momentos estelares de la patria, su labor cotidiana como madre, trabajadora y maestra, todo al mismo tiempo, no han sido reconocidos en la verdadera dimensión de su significado.

En el Ministerio del Trabajo hay varios estudios sobre la desigual remuneración que recibe una mujer por igual labor que los hombres, nunca arrojó una explicación satisfactoria frente a ese hecho real, por eso, lo que aconteció en Tokio, no deja de ser una buena oportunidad para plantear la necesidad de luchar por todos los medios para ir desterrando la injusta discriminación social hacia la mujer.

Pero en la proeza de Neisi, hay algo más; es la culminación de un proceso de superación frente a la adversidad: hija de emigrantes colombianos que huyeron de la violencia en su país, sorteando la pobreza en un medio extraño, encontraron en una pequeña comunidad en el pórtico de nuestra amazonía, los medios para ir logrando con esfuerzo diario el cumplimiento de sus metas.

Mujer ejemplar y comunidad ejemplar que en ejercicio real de constancia y de solidaridad en cada caso, posibilitaron que esta heroína de nuestro episodio nos haya permitido compartir la alegría de su extraordinario triunfo.