No se puede callar

Jaime López Freire

Lo que sucede con la amada y señorial Capital de nuestro País nos debe causar, primero el asombro y segundo el profundo asco por la resolución de dos Jueces de La Corte Provincial de Pichincha de devolverle la Alcaldía a Yunda y su Yunta. El articulista se siente empujado, por los valores de su condición humana, a utilizar muchos calificativos y  definir a   estos sujetos que deben haber obtenido un título de Abogados de la República y su currículo estará plagado de masterados, los que no les sirven ahora para disimular la mañosería, manipular la Constitución, y servirle de yunta al que fue  defenestrado con causa y razón y encontrar en el Debido Proceso una cortina manchada, porque su personal ventilador se encargó de cubrirla de los restos orgánicos de su digestión. Desgraciadamente la reacción de los ciudadanos que viven en Quito todavía es tibia y solamente está vigorizada por voceros de la empresa privada, que sienten que una Administración  Municipal aniquilada no les brinda la seguridad que requieren y   que los trámites que necesitan en su actividad,  se resuelvan bajo las  normas Administrativas, ahora  detenidas porque los Jefes Departamentales y sus subalternos también son tripulantes de un barco a la deriva, sin saben quién mismo es el piloto y  se obligan a no actuar porque piensan que luego les puede costar caro haber ejecutado sus labores. Lo que sucede en Quito no puede convertirse en un ejemplo y que los sempiternos y mal intencionados, que por desgracia existen en las Ciudades del País, empiecen a negar lo que sus alcaldes ejecutan, se vuelvan ciegos que no ven las obras cumplidas y programadas, donde a sus concejales se les despiertan equivocadas concepciones y fabrican Ordenanzas erráticas, sin sentido, para que el ciudadano las obedezca sin chistar. Que sientan que las Ciudades mejoran por lo que sus alcaldes y sus concejales hacen, que, si son fiscalizadores, lo hagan con capacidad y conocimiento, sin hacerle caso a las sugerencias de quienes fingen su amistad y ocultan su deseo de desprestigiar al alcalde.