CONTRASTES I

Rocío Silva

Mientras en Noruega el 95% de la población se siente segura cuando camina por las calles por la noches, el contraste radica en el escalofrío que nos causa, que en el Ecuador no haya lugar en el que alguien se pueda sentir seguro, los noticieros hablan de asaltos, crímenes, violaciones, accidentes; y no como un problema exclusivo de las grandes urbes y sus cinturones de pobreza, sino como una realidad muy generalizada en todas los cantones.

En alguna columna manifesté que era necesario, conforme avanzaba la pandemia, la generación de un conjunto de políticas públicas municipales, que le apunten a la recomposición emocional de la población, como punto de partida, para la construcción de una cultura de sobrevivencia pospandemia. Sin embargo, se sostiene que lo fundamental es la reactivación económica, pero con un deterioro emocional que provoca dos aristas en extremo duras, la una relacionada con el aumento de la inseguridad y la otra con el sentimiento de indefensión de todos.

La recomposición emocional de la población, parte de un proceso de prevención de salud emocional, que promueva constantemente la práctica de los nuevos valores que esta pandemia nos obliga, por citar un ejemplo: en días pasados se hablaba de una fiesta en Huachi Grande, que dejaba un saldo de 60 personas intoxicadas, por la ingesta de alimentos contaminados. Al respecto, una fiesta privada no augura seguridad, y mucho menos si los participantes se desplazan de varios puntos geográficos ¿Qué política pública municipal se deberá implementar para lograr que personas incorporen en sus valores que lo principal es la vida?, que las fiestas son el espacio de mayor inseguridad, ya sea por el riesgo de contagio, intoxicación, desafueros de violencia, asaltos, etc.

El caso de marras, no es un tema de índole personal, es un tema con graves repercusiones sociales, pues, los intoxicados acudieron a las casas de salud de Ambato y Salcedo, lo cual, provocó una saturación de la atención médica pública, si bien es cierto que el acceso a la salud es un derecho, pero con esa saturación se quitaba el acceso a otras personas que por motivos no relacionados a malas prácticas culturas, tenían igual derecho a ser atendidos. [email protected]