Alcaldes sin liderazgo

SEBASTIÁN VARGAS

El País vive un importante cambio a nivel de Gobierno Central, un nuevo liderazgo más empático con toda la sociedad sin exclusiones y como lo ha llamado el mismo Presidente, un Ecuador del encuentro muy alejado de ese discurso de división y odio que fue la retórica por muchos años y esto nos debe incentivar a que como ciudadanos adoptemos la misma directriz de dialogo, democracia, honestidad y trabajo que seguramente será lo que nos ayude al país a salir de la crisis pandémica por la que atravesamos, sin embargo a nivel seccional la historia es diferente, las ciudades más importantes están pasando por un amargo momento talvez no visto en varios años, de hecho, tiempo atrás las administraciones municipales eran el ejemplo, ahora es todo lo contrario, lo sucedido en Quito con el Alcalde Yunda es el más vivo reflejo de la paupérrima calidad de burgomaestres que administran las ciudades como si fuesen su botín para arrasar con todo y aprovecharse de las influencias para  beneficio de amigos y familiares, Yunda adoptó una posición de víctima por su humilde procedencia y ha acudido a ese discurso de las clases sociales, argumentos heredados del Correato e impregnados en la sociedad, aquí el tema es claro, existió corrupción y tráfico de influencias y eso debe ser juzgado, en el caso de Guayaquil igualmente existe una diferencia abismal entre la alcaldía de Nebot con la de Viteri, pese a ser de la misma línea resulta que el accionar de la alcaldesa deja mucho que desear y se manifiesta en una clara falta de liderazgo. En otras ciudades como Ambato el caso es preocupante, existe un sentimiento de la ciudadanía de un estancamiento en el tiempo, una discreta gestión en toda la extensión de la palabra con tareas pendientes y deudas con los ambateños, el alcalde Altamirano ha demostrado ser dubitativo y poco planificado, una sensación de que nunca estuvo preparado para liderar a la ciudad, por ahí dicen; “cuando veas a tu vecino las barbas cortar, pon las tuyas a remojar”.