Transporte urbano, mal necesario

Iván Paredes

Trasladarse en la ciudad de Ambato dentro de un colectivo de trasporte urbano, créanme, es un verdadero suplicio por la serie de adversidades que se tiene que atravesar; y eso, es cada día, muchos lo deben hacer entre  dos y hasta cuatro veces, o más, lo cual, el ciudadano es poco considerado por quienes realizan esta actividad como, por las autoridades encargadas y responsables de controlar este servicio.

Empujones, alta velocidad y carreras entre colectivos, irrespeto, mala educación, vendedores ambulantes, son algunos de los sin sabores que se tiene que pagar a la hora de subirse a un bus, sin contar con el riesgo a ser atracados y asaltados que, solo el ciudadano común sabe de este mal social. Y, quienes tienen el deber de que se respete a la población transportada, también tienen su cuota de responsabilidad, solamente es ver una parada de buses donde el desorden, caos y anarquía se desborda frente al servidor público que, únicamente, observa o hace sonar su pito, donde los unos poco o nada pueden hacer, y los otros, poco o nada les importa, con tal de aumentar sus ingresos o cuidar sus unidades.

Exigir aumento de la tarifa del pasaje de transporte urbano, aduciendo que trabajan a perdida, es por demás inverosímil, solamente es coger una muestra para establecer las grandes casas y mínimo un vehículo para intuir el patrimonio de los transportistas, recordemos que es un servicio público que prestan y, por principio constitucional no pueden paralizar su uso como sucedió el jueves pasado, recordando que las rutas en nuestra ciudad por ser la más pequeña geográficamente no son largas a comparación de otros lugares; por ende, no podemos llegar a tener la tarifa más alta del país.

Es necesario ir pensando en tener un servicio de transporte propio, administrado por honestos ambateños con control de un cuerpo colegiado.