Siempre consideré que los Padres de la Patria, ya sean asambleístas, legisladores o diputados, debían ser personas honorables, estudiosas, serias; es decir, de reconocida solvencia moral, para que los ecuatorianos nos miremos en ese espejo, y de esta manera, nuestra conducta se mantenga en un sitio de respeto.
Sólo el hecho de que la policía, cumpliendo un mandato legal, allane las instalaciones de la Asamblea para encontrar indicios y más elementos de convicción en las oficinas de una legisladora, dice de la calidad moral de nuestros representantes. Presidenta, Vicepresidenta y más asambleístas en serios inconvenientes reñidos con la ley, y de lo que se sabe, ya Villavicencio tiene una lista grande para la depuración interna. Este valiente asambleísta no se casa con nadie; motivo suficiente para que el pueblo le apoye. Pero claro, como a nivel legislativo lo que impera son los votos, ya quieren descalificarle… Todo puede pasar en mi país.
Pensé también, que otra cualidad de los asambleístas debería ser la oratoria, ese léxico fluido en la expresión de la palabra; mas, al escuchar a una legisladora decir: “Si roban, roben bien”, sentí decepción total y pensé que debía dar un paso al costado, pero no. Fue juzgada por sus compañeros con ocho días de suspensión sin sueldo.
Qué esperamos de esta asamblea… la respuesta es… nada. Pero eso no es todo, porque Villavicencio seguirá fiscalizando a sus compañeros, y entonces faltará tiempo para legislar y cumplir con los deberes y atribuciones de los Padres de la Patria.
Recuerdo que hace algunos años, en Guaranda, cuando los viernes llegaba de Quito el Diputado Torres, los estudiantes del Pedro Carbo hacíamos calle de honor para recibir a nuestro maestro que venía de cumplir con sus labores en el Congreso Nacional. Cómo han cambiado las cosas; será que el pueblo ha perdido sus normas de cortesía, o es que aquellos ya no merecen el reverente saludo. ¿Qué opina usted?