Sobre el aumento salarial

Oliver Briceño

Desde el 2020 el salario mínimo en el Ecuador se había mantenido congelado. Para el próximo año, el presidente Guillermo Lasso anunció su subida a $425, el aumento en términos porcentuales más alto de los últimos 8 años.

El aumento del salario ha encontrado una fuerte oposición en diversos sectores, e inclusive en la editorial de este mismo diario, quienes afirman que la subida del salario mínimo causa inflación y desempleo, haciendo oídos sordos a uno de los ganadores del premio Nobel de Economía del presente año, David Card, cuya investigación del mercado laboral derriba el mito de que aumentar el salario mínimo genera siempre desempleo. O también los ganadores del año 2001 y 2008, Stiglitz y Krugman, respectivamente, quienes afirman que no existe evidencia de que aumentar el salario dañe el empleo.

Si bien es digno de otorgar reconocimiento a este tipo de medidas por parte del gobierno que, en las situaciones propicias, aumentaría el consumo y propiciaría la reactivación económica al poner más dinero en el bolsillo de los ecuatorianos, todo apunta a que es una herramienta meramente política para conseguir aprobación y más apoyo para lo que se vendría después, la reforma laboral, que apunta a que sería a finales de enero.

Con dicha reforma se anularía el tan alabado aumento salarial, debido a que los empleadores suelen trasladar este aumento de costos a los precios de sus productos, reducción de sus ganancias, a la reducción de horas trabajadas o beneficios laborales. Siendo esto último justamente lo que planteaba la reforma laboral en la Ley Creando Oportunidades, la reducción de la jornada laboral de hasta el 50% o la reducción de beneficios laborales, llegando incluso a proponer la indemnización al empleador por parte del trabajador. Así, estos 25 dólares adicionales seguramente se descuenten, y de sobremanera, con la nueva ley que prepare el gobierno.

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