El síndrome del Emelec

Ángel Polibio Chaves

Y ocurrió otra vez: hicimos las cosas bien todo el año y al final no se alcanzó el objetivo. Esta pequeña broma, guardando las diferencias, me permite una reflexión sobre lo que está ocurriendo en muchas partes respecto de la conducta de la gente frente al covid; durante meses observamos cuanto era preciso para prevenir mayores daños: largas semanas estuvimos confinados; mantuvimos prudente distancia de otras personas para evitar contagiar o contagiarnos; usamos la odiosa mascarilla; la piel de nuestras manos se secó por el lavado frecuente y el uso del alcohol, y estuvimos atentos a cuantos mensajes llegaban para precautelar nuestra salud.

De pronto, llegó la noticia de la variante delta y continuamos observando mucho cuidado. Luego aparece el omicrón y con él, una serie de comentarios que si bien nos alertaban de la velocidad de contagio, traían la esperanzadora noticia de que no era tan peligroso, porque una gran parte de la población se hallaba protegida por la vacuna; aparecieron los que nunca faltan : aquellos que reclaman todo para sí pero son incapaces de pensar en los demás y que proclaman su derecho a no vacunarse, y entonces cunde una especie de sensación de seguridad, de que ya lo peor ha pasado y que podríamos observar una conducta más laxa frente a la pandemia, por ello he sentido la necesidad de compartir el temor de haber  hecho todo el esfuerzo durante tanto tiempo y que en los momentos decisivos no culminamos con nuestro propósito.

Al margen de la broma deportiva, no está en juego confirmarnos o conformarnos como vicecampeones,  está en juego la vida de la gente y la posibilidad de recuperarnos de todos los males que trajo consigo la enfermedad. Mantengamos todavía  los cuidados, sin bajar la guardia; así, el año nuevo nos deparará salud y  ventura.