El hábito de la lectura es la mejor manera de obtener conocimiento, por tanto, podemos decir que es una pieza fundamental para el desarrollo del ser humano.
Por medio de un libro hemos podido acceder a información de miles de años, este instrumento ha contribuido a la humanidad a difundir y transmitir conocimiento de generación en generación, convirtiéndolo en una herramienta crucial para el desarrollo social.
De hecho, el desarrollo tecnológico y científico se lo debemos a un libro, este sin duda alguna fue el punto de partida del conocimiento, hechos y actos que fueron plasmados en papel y permitieron construir nuestra historia.
Hemos escuchado en reiteradas ocasiones que la lectura te convierte en una persona culta, y aunque sea una frase trillada, tiene consigo una gran verdad, a través de este hábito podemos dejar de repetir hechos y actos que nos han posicionado como un país subdesarrollado, pero sobre todo nos da la oportunidad de actuar con criterio.
El Centro Regional para el Fomento del Libro en América Latina y el Caribe (CERLALC) ha informado que la mitad de los habitantes de América Latina no lee libros, lamentable pero cierto, lo importante de esta reflexión es empezar a buscar un cambio que nos permita posicionarnos mejor, por ejemplo, el mismo centro ha declarado que en Brasil en promedio, cada brasileño lee cuatro libros al año.
Juntamente con nuestros gobernantes debemos empezar y cambiar esta realidad, es trascendente que las obras públicas vayan de la mano con la construcción de una mentalidad diferente, el equipamiento de hospitales, casas de salud, universidades, coliseos y estadios tienen que hacerse paralelamente con la implementación y remodelación de bibliotecas y centros de lectura, si seguimos dejando de lado estos espacios difícilmente podrá cambiar la realidad de nuestros pueblos.
“Hay que tener cuidado con los libros y lo que hay dentro de ellos. Las palabras tienen el poder de cambiarnos” Cassandra Care.