Lo histórico y real, es que estamos frente a una “Sindemia”, término utilizado inicialmente por un médico y antropólogo estadounidense, para mencionar las interacciones biológicas y sociales con relación directa al pronóstico de una enfermedad, hechos que obligan, que el tratamiento no solo sea farmacológico con enfoque biológico, sino social y con enfoque humanístico.
La OMS en los pocos conceptos creíbles en relación a la Pandemia por el Covid-19, ha reconocido que el término “Pandemia” solo equivale a decir la propagación mundial de una enfermedad. En el caso de los enfermos a causa de las complicaciones por el SARS-CoV 2, a más de los daños orgánicos y secuelas, existen alteraciones irreversibles de los núcleos familiares, afectación económica, pérdida de seres queridos a los que se los puede sepultar según nuestras costumbres, en una acción que diferencia al hombre del resto de animales que no sepultan a sus semejantes y muchas veces hasta se los comen. Evidentemente que el término “Sindemia” es el más apropiado y acorde con las características de este sufrimiento que siendo Pandemia o Sindemia, tengo la impresión que se trata de una guerra bacteriológica entre potencias, donde los que terminan sufriendo las consecuencias, son inocentes y los sobrevivientes, testigos de esta barbaridad.
Ante cualquier acto fuera de lo normal, solemos a tratar de descifrar las profecías de Nostradamus, pero aún, no se ha escrito nada de lo que este médico pudo haber avizorado sobre esta Sindemia.
Sin embargo, cuando el médico Nostradamus hablaba de las pestes recomendaba: “aire que ventile y agua que lave” y esa ha sido la mejor profecía en relación a la Pandemia por el Coronavirus que ha sido enfrentada de diversas formas, “vacunas” incluidas, sin embargo, lo histórico y real es que una vez superada la pandemia, tardaremos muchos años en volver a una normalidad que jamás será la misma, porque aún superada la enfermedad, existirán inevitables secuelas orgánicas transitorias o permanentes, con diversas alteraciones psicológicas y efectos económicos difíciles de prever y superar.