Un Santo Domingo informal

Emily Torres Larriva

La Carta Magna garantiza el trabajo, definiéndolo como un derecho y deber social, afirmaciones indiscutibles e incuestionables, pero, mis inquietudes nacen cuando en el corazón de esta próspera ciudad encontramos un crecimiento desordenado, descompuesto y prostituido.

En nuestra provincia, el derecho del trabajo está por encima de las normas de tránsito, triciclos, puestos informales y carpas están asentados en veredas, calles y avenidas, ocasionando dificultades de circulación, siendo el mismo Municipio quien los respalda sin un orden establecido.

En tiempos de pandemia, el tema económico se convirtió en un grave problema, miles de personas desempleadas, empresas y negocios en quiebra, han sido factores que llevan a muchos ciudadanos y refugiados a las calles, asalariados que están desesperados por llevar el sustento a casa crece diariamente, superando rápidamente índices y tasas “promedio” de pobreza, obligando a muchos a vivir del comercio ambulante, pero, me pregunto: ¿Es justo para el ornato de nuestra ciudad que las veredas se conviertan en vitrinas de venta, que el tráfico se encuentre permanentemente interrumpido por triciclos, que calles coloquiales estén adornadas por carpas?. No es lo que espero para esta gran ciudad, debemos darle dignidad a los espacios públicos, debemos darle dignidad a los comerciantes, debemos darle seguridad a nuestras avenidas, debemos darle un giro al concepto de ciudad comercial.

Apelo a las autoridades de turno, es hora de frenar la mala o escasa planificación, la inseguridad jurídica, cobros ilegítimos por ocupación pública, no podemos permitir que la calles se sigan prostituyendo, quienes amamos esta próspera ciudad sabemos que está hecha de tierra fértil y manos trabajadoras una combinación única, necesitamos espacios dignos de trabajo y circulación, no queremos que las calles se vendan o se alquilen, queremos garantías para los comerciantes, necesitamos vivir mejor.

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