La felicidad

Jorge Zambrano Andrade

Perseguimos la felicidad sin saber realmente qué nos hace felices, Hay gente que lo tiene todo, salud, familia, dinero, una casa, un trabajo adecuado, vehículo, comodidades, fama, lujos, y sin embargo no se sienten felices.

La felicidad no proviene de nada que provenga del exterior a nosotros mismos, donde solemos buscar sin encontrarla. La felicidad proviene de nuestro equilibrio interior. Hay muchas personas que no poseen demasiados beneficios materiales y son felices, la felicidad es conocer la orientación espiritual y seguirla.

Si vamos por la vida con la creencia de que la felicidad depende de nuestras circunstancias, de las situaciones por las que pasamos; de tener más dinero, unos hijos mejores, un buen trabajo, una pareja estable, etc., estaremos continuamente buscando aquello que nos falta. Podemos encontrarla en nosotros mismos, no es algo que esté ahí fuera; es cuestión de darse cuenta de que no depende de lo que tenemos, sino más bien de lo que somos. Esto significa aprender a quererse, aceptarse y a convivir con uno mismo, puesto que serán las claves para que ante cualquier situación podamos sentir la felicidad que radica en nuestro interior.

Nuestra actitud ante la vida cambia cuando tomamos conciencia de que la felicidad no es tan variable como nos han hecho creer, no está en constante dependencia de lo que suceda a nuestro alrededor.

No se trata de vivir más experiencias positivas que negativas, sino de aprender a integrar todas las experiencias, puesto que todas ellas son útiles y necesarias.

Es muy común poner nuestra felicidad en dependencia de lo que sucede a nuestro alrededor, así lo hemos aprendido, así nos lo han enseñado, bajo fórmulas de cómo hay que vivir la vida, de cómo hay que comportarse y qué es lo que hay que tener. La incesante búsqueda de la felicidad en lo externo, hace que nos alejemos más de nosotros mismos. No es más rico el que más tiene, sino el que menos necesita.

No vamos a ser más felices por conseguir más triunfos, más dinero, poder y reconocimiento, puesto que la felicidad no tiene nada que ver con la ambición. Es primordial darse cuenta de que la felicidad tiene más de psicológico que de fisiológico, un despertar hacia lo verdaderamente importante.

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