Estructura Social

Anita Caicedo

Tendemos a etiquetarlo todo, todo está repleto de etiquetas con números y precios. Cada cosa tiene un valor, todo está capitalizado y muy ordenado. No obstante, el trastorno que sufre la sociedad también se trasplanta a los individuos contradictoriamente, en una sociedad aparentemente racional lo que etiquetamos son los cuerpos y las apariencias, no la inteligencia o la personalidad. Nos ponemos etiquetas porque nos ayudan a entender el mundo y a huir del abismo existencial.

Las etiquetas se imponen, desde la educación entre países y culturas, vienen casi al nacer y las tenemos antes de podernos justificar. Categorizamos según hombre/mujer, blanco/negro, heterosexual/homosexual, rico/pobre, sensato/loco, migrante/nacional, racional/irracional, animal/humano y la lista continúa. No obstante, este binarismo implica supremacía, como la historia está teñida de imperialismo, esta inequidad ha extendido la injusticia por todo el mundo hasta crear un sistema de raíz binaria donde todos los ámbitos de una vida están repletos de desigualdades.

Juzgamos a las personas como lo hacemos con los objetos, les asignamos arbitrariamente un precio y un valor; las neoliberalizamos y las condenamos. La estructura socioeconómica actual perpetúa la explotación y desigualdad para sostenerse, la sumisión cultural causa dependencia económica y el problema se retroalimenta, y nos deja un profundo análisis, sobre la inequidad social que vivimos en los actuales momentos.

Vivimos en una estructura social que asedia, castiga y encierra todas las formas de disconformidad, presenciamos una súper-alianza entre las técnicas disciplinarias de encarcelamiento y las nuevas tecnologías de vigilancia digital donde los disidentes y las minorías son explotadas y criminalizadas. Las personas que se alejan de los conflictos sociales salen de la “normalidad” y a menudo recaen en una mayor opresión. Una opresión que tristemente forma parte de nuestra especie y que encontramos en todas las etapas de nuestra vida. Es por eso que no nos tenemos que cuestionar cómo hacer que la mujer sea igual que el hombre o cómo hacer que todos los grupos sociales sean iguales, sino que debemos estudiar los cimientos de desigualdad de la estructura social.

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