Acciones por el cambio

Emily Torres Larriva

Cuando citamos la palabra niño la relacionamos con pureza, candidez, inocencia, felicidad, sinceridad, entre otras, al menos ese sería el ideal, creer que todas las personas hemos vivido una infancia colmada de buenos momentos.

Lamentablemente la realidad de muchos países en el mundo sigue pintando lo contrario, la vulneración de los derechos de los niños sigue siendo nuestro pan de cada día, así lo ha ratificado la ONG HUMANIUM quien ha determinado que en la mayoría de países ser niño o niña es muy complicado, por ejemplo en países como Ecuador, Perú y Brasil el respeto a los derechos fundamentales de los niños tiene problemas evidentes, mientras que en Siria y la mayoría de locaciones pertenecientes al continente Africano delatan una situación muy grave.

Únicamente Estados Unidos, Italia y Australia indican tener una situación satisfactoria para los niños.

Derechos fundamentales como la educación, salud, vivienda, la identidad y nacionalidad siguen siendo para el “futuro” de la humanidad una utopía.

Mientras estas condiciones se mantengan será muy difícil contar con un mundo mejor, sin educación, no hay cambios, sin salud no hay vida, sin nacionalidad no hay mañana.
Que el 01 de junio, fecha en la que se celebra el Día Internacional del Niño, nos lleve a la concienciación, nos lleve al análisis, nos lleve a construir mejores condiciones para los niñas y niños de nuestro país, los derechos fundamentales que en muchos casos no existen deben ser el centro de atención de gobernantes y ciudadanos, cada uno desde su espacio, la asamblea, la defensoría, el hogar y sitios de trabajo, son bases operativas donde deben colarse los cambios.

La reivindicación debe iniciar hoy, la ejecución de acciones y operaciones inician desde espacios pequeños como los barrios, escuelas, parroquias y deben trascender a las autoridades, mandos y potestades del gobierno.

“La palabra progreso no tiene ningún sentido mientras haya niños infelices” (Albert Einstein).

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